Parece que el espíritu de la LOMLOE nos indica que el proceso de enseñanza y aprendizaje cada vez recae menos sobre el profesorado y más sobre el alumnado. Parece que la idea es empezar a trabajar todos/as, en todas las asignaturas y niveles, mediante proyectos o problemas, que el alumnado cada vez sea más consciente de su propio aprendizaje (por eso destaco mi apuesta por el diario o cuaderno de aprendizaje). Y creo que esto no será posible si ese alumnado no forma parte del proceso de su evaluación.
Por eso es importante proponerles, en algún momento, que se autoevalúen, que recapaciten sobre lo que han aprendido (y lo que no).
Y, de la misma forma, es muy interesante también que evalúen a (y sean evalúados/as por) sus propios compañeros y compañeras, porque muchas veces la motivación de que serán ellos y ellas quienes les lean y les comenten sus trabajos es una motivación añadida para presentar mejor sus trabajos; pero además viendo esos mismos trabajos aprenden mucho a mejorar el suyo propio. No es cuestión de copiar, es cuestión de inspiración e imaginación.
¿Y cómo podemos proponerles la autoevaluación y la coevaluación? Pues lo más sencillo es hacerlo mediante rúbricas, de hecho es mi forma de evaluación favorita. En primer lugar creo que las pruebas escritas deben tener previamente una rúbrica (que puede ser consensuada o no, porque en estas ocasiones no es tan sencillo) en la que el alumnado sepa siempre qué debe saber hacer en esa prueba. Posteriomente, al darles su trabajo corregido, lo importante es que conozcan qué han sabido hacer mejor y qué les ha costado más (incluso, por qué no, qué no han sabido hacer en absoluto). Si a esto le asignamos (siempre previamente) unos porcentajes, podríamos calcular la nota asignada a la corrección de esa prueba. Y así, tanto si es la evaluación sobre su trabajo (autoevaluación) como sobre el trabajo de sus compañeros/as (coevaluación) creo que es la forma más sencilla y más justa.
¿Y dónde están esas rúbricas? ¿Cómo las pongo a disposición de mis alumnos/as? Lo más sencillo parece que sea un formulario, bien de Google bien de Microsoft o de cualquier otra plataforma que permita compartir estos formularios.
Otra manera muy sencilla de coevaluar es utilizando la actividad "taller" en Moodle-Aules, aunque su funcionamiento no es tan sencillo como lo es en el caso de un formulario, tiene muchos parámetros que podemos ajustar y, por ejemplo, tiene la posibilidad de asignar, de forma aleatoria, los trabajos a quien debe corregirlos.
Y a mano, claro, con el método "tradicional" de imprimir y fotocopiar las rúbricas, pasarlas en clase y luego volver a guardar los datos en una hoja de cálculo para procesarlas. Actualmente no parece la opción más cómoda pero es igual de válida, claro.
Este podría ser un ejemplo de rúbrica para autoevaluarnos como grupo.
Y esta podría ser una rúbrica para autoevaluarnos y coevaluarnos dentro de un mismo grupo.
Por supuesto que se pueden adaptar fácilmente a cualquier otra situación, como el hecho de no trabajar por grupos y poder hacer esta coevaluación entre miembros cualesquiera de clase.